Charlábamos a veces, despreciando la charlaentre gestos de estupideces, vasos y tazas, de café la mañana
en la razón aquella de una cafetería blanca
tu ropa interior invisible y esclava mutaba formas monarcas.
Ya no preguntabas que era poesía, si quiera eso,
pareciese o era incluso que parecía razón de más para la charla
una nube de deseo, un panteón de caramelo tieso,
o aquel camarero de un tren expreso que a ninguna hora salía.
Devolvías gestos del pelo denso a la mañana en la geografía
mientras transeúntes deportivos guiñaban la hora escasa,
mirando mis gestos y bostezos la poesía es magia decías,
formulación y medida, entregar mis manos blancas atadas de desafío
ultrajando mis razones blancas y violando la inocencia de un amor paria,
huérfanos de la soledad y recogidos al abrigo de un tren de pertenencias,
solo la vida rima, la música nace mecida, entonces abriste un silencio
y en servilleta blanca doblada pedías, castígame el alma, castígame
y parte la vida en esta hora amarga que la boca el gusto desafía.
Haz hogueras de razones y aquelarres de infidelidad
para tejiendo la noche esperar la mañana dormida de tus manos
mi piel caída a jirones, cánsate doblando mi voluntad
partiendo los surcos de las manos y hazme chillar roja a la ira,
a la necedad, a la estulticia y de la calma su cuchilla,
reyerta de posiciones y presa de tu propio sentido.
Caminaste hacia la puerta y guiñando la soledad
la mañana aislada en sus explicaciones y sentidos acuñó tu almohada,
castigada y herida dormías más bella que nunca.
- AMO PERVERSO
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