Preámbulo

Desnudar sin mirar ni tocar, no el cuerpo no, el alma, esa que una protege tanto que al ser descubierta se excita hasta el último poro de la piel es entonces cuando se tiene que huir y correr para refugiarse a vera segura para que dome ese deseo de oler, tocar, morder y hasta arañar. Buscar orgasmos interminables y deliciosos que la dejen a una rendida, deleitarse en el dominio que hace lo fácil complicado y esperar de nuevo a que esa magia casi erótica se vuelva a repetir.

Estoy sentada, exhausta a veces no sé si bendecir o maldecir el ser multiorgásmica, me dan ganas de más de volver a la cama y castigarte a que me des más hasta quedar muerta. Por ahora miro tu torso y tu piel brillando a contraluz y me dan ganas de dibujarte, disfruto observarte ahí simplemente en el éxtasis.